lunes, 26 de enero de 2015

Hoy leí las noticias...


Hoy leí en los diarios que en alguna parte del mundo han asesinado a cien niños y han despedazado muchos más en pocos días de bombardeos. No lo he leído con palabras tan duras. La prensa siempre cuida de no herir la sensibilidad de las personas civilizadas como nosotros. Pero igual me pregunto, mientras tomo apaciblemente mi café de la mañana, ¿qué clase de bestia humana pudo haber perpetrado esta obra?

Hoy leí en los diarios que esa masacre ha sido sólo un error, otro efecto colateral, como dicen siempre. Pienso entonces que hubo alguna desinteligencia entre las “bombas inteligentes”, porque nuestro mundo occidental civilizado no comete barbaries como en otras partes del mundo y en otros tiempos, como en alguno de esos reinos bárbaros donde las mujeres visten de más como en Asia o visten de menos como en África.

Y no puedo dejar de preguntarme, ¿sobre qué derechos se podría perpetuar semejantes crímenes? ¿Qué dios podría justificar tanto dolor y tanta injusticia? Porque, ¿no es una injusticia cien niños aplastados y despedazados por la Libertad, la Civilización, la Ley, el Derecho y las mejores Razones? Pero los diarios no me dieron ninguna respuesta.

Hoy leí en los diarios que esta acción es “menor”, porque el “plato fuerte” en la zona –entendida en forma amplia–, es con Irán, y con Siria. Que estuvieron a un suspiro de ser bombardeados e invadidos cuando los civilizados de occidente idearon “Irak 2003”. Frente al gran escenario, lo demás es un aperitivo.

Hoy leí en los diarios que todos quieren paz, y cualquier intento para obtenerla ha fracasado. Porque la paz no es sólo “alto el fuego”. Para este fracaso, se cruzan objetivos externos varios. El agua, las vías, el territorio, la militarización de un estado para patrullar la zona, el petróleo, todo imbricado en un escenario donde la voluntad política paga dos pesos. Frente a lo cual un solo gobierno es el único que tiene el “manual” de conducta exterior, y conoce perfectamente bien sus objetivos.

Gaza. Ataque de la OTAN a una escuela en Palestina.
Hoy leí en los diarios que hay Cascos Azules de la ONU en Congo, en Haití y en otros lugares. Me pregunto (mientras continúo saboreando mi café) por qué la ONU no tiene presencia en Gaza ya que claramente tiene la obligación de actuar en este caso. Pero los diarios no me dan la respuesta. No explican que, para que la ONU actúe, debería primero democratizarse y desterrar para siempre esa arbitrariedad llamada “Derecho a Veto” que –por supuesto– sólo tienen los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Me pregunto cuáles son los efectos prácticos que se desprenden de los documentos de la ONU.

Mientras terminaba mi café me pregunté si el bombardeo informativo nos está convirtiendo en estatuas o es que nunca nos importó el otro, ese que vive fuera de nuestro metro cuadrado. También me pregunté como romper el círculo que atrapa a la humanidad en la violencia, la destrucción y la muerte.

Pero se ve que esto último son sólo ideas mías, porque los diarios no me dieron ninguna respuesta.

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